He hablado del programa Vacaciones en paz cientos de veces, también de los que estudiamos en España pero tenemos la posibilidad de pasar el verano en los campamentos con nuestras familias; y qué me decís de los que no van a España? de los que no pierden la ilusión ni siquiera teniendo la certeza de que su rutina, al menos a corto plazo, va seguir siendo la misma ?: despertar, desayunar, si es que es posible, y preparase para pasar un día caluroso buscando la sombra para ver pasar el tiempo como si de nada valioso se tratara… Los hay, y muchos por desgracia.
Son los niños del verano y del invierno, los embajadores de su causa en su casa. Les he visto esta misma mañana, igual que ayer y antes de ayer, les he visto esperar a que salga el sol, y pasar de la sombra de su jaima jugando las canicas a la sombra de la cocina mientras saborean un helado “made in campamentos”. De esos helados caseros que minimizan las temperaturas y su dulce sonrisa indica de todo menos amargura. Que alegría verles, de verdad.
Ahí les he visto llevar la comida a sus cabras, mientras las llaman, y que listas éstas que entienden su jerga, no les contestan pero obedecen y rápidamente acceden a su llamada. También he visto a esos mismos niños a las tantas de la madrugada jugar al futbol, buscando la luz de la luna, descalzos, qué novedad verdad? Son de lo más atrevido y por si fuera poco, que no lo es, esos niños duermen muy de vez en cuando; incluso ves a alguno a las dos de la tarde correr entre jaimas; a estos niños que no han ido nunca a España no les puede sorprender ese cambio en nuestras vidas puesto que ni lo conocen ni han tenido la suerte de gozar de ello, pero y yo me pregunto hasta cuándo?
Mientras sigo con mis mil preguntas retóricas, que no soy capaz de responder, yo les observo y aprendo y les envidio. Su sencillez es transparente, gozan de una felicidad que ni todo lo material existente es capaz de traspasar. Es increíble. Los niños todoterreno existen, les conozco de carne y hueso, nombres y apellidos, estoy conviviendo con ellos y qué suerte la mía.
Desde aquí, desde los campamentos, todo cambia y todo sigue igual Van o no dos meses conocen otro mundo, saborean otra cultura y otras costumbres sin perder de vista que a su vuelta todo sigue igual, su rutina sigue siendo la misma. Solo recordar a aquéllos que están disfrutando del Vacaciones en paz que lo aprovechen, que lo disfruten, pero aquí también viven su Vacaciones en paz, a su manera y con sus adaptadas condiciones. Digo, su rutina de todo el año.
Benda Lehbib Lebsir.
Imagen: Victor Jimenez.
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